Tuesday, June 26, 2007

Bajo el agua

Todo está más calmado en Lembeh y ya estamos empezando a tener un poco más de tiempo para disfrutar! Y disfrutar, por supuesto, significa bucear, que al fín y al cabo es nuestro trabajo pero hasta ahora hemos tenido otros más importantes y más urgente.

El jueves de la semana pasada fue el primer día en mucho tiempo que tuvimos cero clientes en el resort. Dudábamos entra dar libre a todo el personal y dormir todo el día y ver películas, o hacer un viaje de exploración al Este de Lembeh. Dejamos que los trabajadores eligieran por nosotros, deseando y pensando que eligirían librar y descansar, pero no! Todos como un clavo a la mañana siguiente en el resort.

A las chicas les dimos libre, ya que son las que más horas trabajan y hacía un montón que no libraran. Los demás, montamos los equipos en el barco, nos fuimos a Bitung a por hielo, comida y gasolina, y emprendimos rumbo al Este con el barco de madera (que por cierto, no está para muchos trotes). En el puerto de Bitung nos encontramos con Deisy, una de las camareras que tenemos, y la montamos en el barco, no paraba de chillar y de dar saltos, venía en vaqueros así que le presté mi pareo para que se pusiera cómoda.

El mar estaba calmado y el sol brillaba, hicimos el viaje subidos en el techo del barco, echando risas y cantando. De los 10 que éramos, 3 no habían buceado nunca pero querían probar, así que llevabamos equipos extra para ellos, y quedamos que Pep les haría un bautizo entre buceo y buceo.

El primer buceo fue espectacular. La zona es casi virgen, nadie bucea allí, y lo que vimos fue muy comparable, y quizás ganara en algunos aspectos, a Sipadan, y eso que es difícil.

Increible la variedad, el color, la cantidad,...podríamos haber pasado horas allí. El segundo buceo fue igualmente espectacular.

Nos echamos unas risas con los aprendices de buceadores, que por cierto, no lo hicieron nada mal, y volvimos al resort pensando en que nos quedaba la tarde por delante para pasar un rato juntos una vez que los trabajadores se hubieran ido a su casa, pero no, que les gusta estar aquí. Cogieron un par de guitarras, nos sentamos juntos, sacamos unas cervecitas, y como dice Sabina, nos dieron las 10, y las 11 y las 12...

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