Friday, June 20, 2008

Ya no sigo esperándote...

Una vez le dije a una supuesta amiga, en un momento en el que andaba bastante perdida en la vida, que hiciera una lista con las cosas que le gustaban, y otra con las que no le gustaban. Que escribir lo que sientes o piensas hace reforzar tus creencias ya que tus sentidos se duplican y todos sabemos (o no…) que las cosas se aprenden y retienen por pura repetición.

Y aunque en un principio demostró mucho interés en realizarla, varias veces que nos vimos le pregunté por la lista y nunca llegó a hacerla.

La siguiente vez que nos vimos estaba a punto de casarse. Me llamó y yo acudí enseguida, como habia acudido en otras ocasiones. Quería estar a su lado en una ocasión tan especial.
Cuando volvimos a vernos, no volvi a pedirle la lista. Pero sí que le pedí que me contara lo que llevaba dentro. Lo que fue surgiendo con las horas fue un cúmulo de confusiones, dudas, de culpas, de complejos, de inseguridades. Lo que yo esperaba se hubiera afianzado se habia vuelto en su contra y ya no había marcha atrás aparente.
La boda se celebró y nunca he visto una novia con una mirada tan triste. A la tristeza le siguió la rabia y a la rabia de nuevo la confusión.
El halo de sensibilidad y espiritualidad que nos rodeaba, aunque por momentos lo parecía, no llegó nunca a impregnarle porque estaba encerrada en sí misma. Era la capa tan estanca que ni un milímetro quedaba al aire para poder filtrar un poco de serenidad y claridad en sus pensamientos.
Se encontraba en uno de esos ‘momentos’ de la vida cuando debes elegir tus pasos muy cuidadosamente, y un paso en falso suele convertirse en un error para toda la vida si no le pones remedio a tiempo. 
Antes de despedirnos, mi amiga tuvo dos días de claridad rodeada de mar, de paz, de amistad, donde descubrió algo nuevo que nunca había sentido y que no volvería a repetir después. Es en esos dos días donde ví a mi amiga como ella misma, sin querer aparentar ser otra persona o imitar otro carácter. Donde fue mas libre que nunca en su vida y descubrió que había un nuevo mundo a sus pies.

Desafortunadamente, esas nuevas sensaciones duraron solamente horas, ya que veinte llamadas de teléfono terminaron por despertarle del mejor sueño que había tenido en su vida, conseguir ser libre. Y lo peor de todo es que ese sueño era real, y la pena, que no lo pudo ver.

Allá donde esté, porque nunca más supe de ella, espero que no necesite pensar en nuestras largas charlas, en nuestras horas de confidencias en medio de la noche. Y quiero pensar que ya no me escribe ni me pide consejo porque todo le va como en sus sueños, porque consiguió lo que quería y porque es feliz, y por dios que así sea, aunque en lo mas profundo de mi intuyo que no…Y ojalá me equivoque.

A veces pienso en aquella lista a la que quisimos jugar y nunca se escribió…

1 comment:

Anonymous said...

Cuando sentimos afecto por alguien, amor ó cariño ó cómo quieras llamarlo, tendemos a ver facetas en ésa persona, que en realidad no existen. Pienso que tú amiga, es cómo finalmente se mostró, no cómo tú quisiste imaginarla en ésos dias, ella intentaba modificar su comportamiento, pero no podía ser alguien, que no era. Uno debe acostumbrarse a aceptar a los demás cómo son, estamos ahí para apoyarles si lo necesitan, pero nunca podemos decidir por ellos, quizá algún día regrese a tí, sí lo hace, recíbela con los brazos abiertos, no es nuestra misión juzgar a los demás, sólo estar ahí por si nos necesitan. Cuídate mucho. Un beso grandote

 
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