***GAME OVER***

Pues que por fín nos vamos. Después de tanto ir y venir, de reuniones, de promesas, de acuerdos, de novelas raras, de historias para no dormir, y de sensaciones varias, muchas de ellas lejos de lo agradable, ponemos punto y final al episodio Lembeh. El día 21 de Agosto presentamos nuestra dimisión.

Que cómo estamos? Cansados, aliviados, ilusionados, pensativos, pelín tristes por dejar a nuestros 33 niños atrás, pero realmente con muchas ganas de salir de aquí y comenzar una nueva etapa.

Sentimos que ya hemos hecho nuestro trabajo, que era levantar un negocio de la nada y convertirlo en un resort de éxito, que da dinero, donde la gente sabe como trabajar y se desvive por sus clientes, donde todo son sonrisas y nunca hay malas caras, donde Josep y Sandra eran "Papa" y "Mama", y donde siempre lo seguirán siendo en el corazoncito de estos indonesios a los que en algunos momentos hubieramos deseado retorcerles el pescuezo y muchas otras comérnoslos a besos. Como los que nos repartimos anoche, cuando recibimos una llamada que nos comunicaba que las personas a las que sustituimos hace 20 meses estaban de camino y llegarían en breves horas. Eran nuestras últimas horas de libertad, de la libertad de nuestros niños, así que decidimos celebrarlo como mejor sabemos, con música y abrazos.

Esa misma mañana, como presintiendo lo que estaba por venir, cogimos a los chicos, nos montamos en el barco y les llevamos a dar la vuelta a la isla. Curiosamente algo que nunca llegué a hacer en mi querida Menorca, y algo que no quería dejar de hacer aquí antes de marcharnos. Al regresar al resort, sacamos unas cervezas, invitamos a todos los chicos, y les montamos un pequeño discursito de agradecimiento, de pedir perdón si alguna vez nos habíamos portado mal con ellos, de decirles que éramos familia y que nunca les olvidaríamos. Cuando me tocó el turno a mí se me entrecortaban las palabras con lágrimas, a las cuales se unieron Pep, y muchos de ellos. Ellos también nos dieron las gracias a nosotros, a Pep le decían que lo querían de Presidente de Indonesia, jaja, que sería muy bueno, nos reimos, nos abrazamos todos y subimos el volumen de la música. 

Bailamos justamente hasta las 21.00hrs, que era el momento de recibir a los nuevos jefes. Nos volvimos a despedir entre lágrimas prometiendo que haríamos una fiesta todos juntos antes de irnos, y volvió la calma a un resort donde ya nada será lo mismo, porque la esencia se quedó allí, en lo bonito de cada uno de los corazones allí presentes, y no volverá a ver la luz de la misma manera.

Estamos tristes, pero todos sabemos que aún nos queda una noche por disfrutar de ese pedacito de libertad que nos guardamos en nuestros interiores.

Va por vosotros, niños. Pronto estaremos volando por nuevos cielos. Esperemos que la vida os siga regalando momentos felices, aunque sabemos que una guitarra y un par de canciones dibujan sonrisas permanentes en vuestras miradas.