Sunday, November 04, 2007

Volvemos a estar, aunque nunca nos fuimos

Me costó un montón levantarme después del palo de la muerte de David. Se me quedó el cuerpo sin ganas, como inerte, dándome cabezazos contra la pared pensando en lo injusta que es la vida y la importancia de vivirla a tope, y más que a tope, diría plenamente, que ningún extremo es bueno y todos pasan facturas. Me he sentado muchas veces a escrbir desde entonces. Algunas con la mente en blanco y sin fuerzas para teclear lo vacío de mi mente, otras, con la mente a punto de explotar y sin conexión a internet para escupir el veneno de una mente repleta de historias vacías o tristes.

También ayuda a esta desconexión impermanente el que este resort que encontramos vacío cuando llegamos, no haga más que llenarse, dejándonos tiempo para bien poco, y el poco que queda sin fuerzas para nada.

Mientras tanto hemos hecho algo que hacía mucho que deseábamos: mudarnos de casa. Vivíamos en medio del resort, en un bungalow de madera pegado al resturante y al paso de empleados y clientes, lo cual dejaba espacio cero a nuestra vida privada. Adiós a siestas, a momentos de lectura, de ensimismamiento o contemplación, 5 minutos era lo máximo que conseguíamos de silencio y paz. Así que hemos tirado la casa por la ventana, o mas bien hemos tirado la casa abajo para no tener que volver a ella, la reconstruiremos en un lado del resort para clientes, ampliaremos la zona del centro de buceo en el espaco que ahora nos queda, y nos hemos ido a vivir a la colinita. Unos 100 0 150 metros cuesta arriba del resort, donde hemos acabado de arreglar los cuatro detallitos del bungalow que hacía unos meses se acababa de construir, hemos terminado el caminito que lleva hasta él con su correspondiente iluminación, nos hemos puesto un dispensador de agua fría/caliente con la que nos podemos hacer tes, cafés y demás, tenemos un baño estilo balinés con techo abierto donde cada ducha es una representación del anuncio de la chica fá (que habrá sido de ella?...), un regulador de corriente para poder enchufar nuestros portátiles sin fundirnos, un pequeño escritorio donde si algún día me inspirara empezaría a escribir mi libro, un poco de música, 2 sofás en la terracita con vistas al mar y a los volcanes, y desde hace unos días hemos decidido tomarnos el trabajo menos a pecho sin disminuir nuestra atención al cliente y al resort por supuesto, aunque nos hemos dado cuenta de la exageración de tiempo que estábamos dedicando a una sóla cosa, y el poco que estábamos dedicando a nosotros mismos, a nuestras cosas, nuestras lecturas, nuestros propios aprendizajes.

Así que como prueba fehaciente aquí estoy, un Domingo de Noviembre escribiendo ésto y mirando al mar entre frase y frase, viendo como las nubes se van poniendo sobre el volcán que adorna mi paisaje, como el día se va volviendo gris, las hojas de los árboles se mueven al pausado son de la brisa del estrecho y mirando de vez en cuando a Pep, que descansa a mi lado envuelto en los brazos de Morfeo y la mosquitera que se sujeta de los cuatro postes de nuestra cama de bambú.

Hemos vuelto, o al menos estamos en ello...

1 comment:

Anonymous said...

bici!!! que bien leerte!!!, me encanta saber de vosotros! vaya aventura de "visa", si necesitas algo que podamos hacer desde aqui, solo tienes que mandar! que pa eso estamos! he disho. Mucha,mucha fuerza; que genial vuestra enmancipacion de casita! os lo mereciais no? pues eso...os deseo lo mejor como siempre, gracias por compartir vuestras aventuras que os aseguro hacemos nuestras por la purita envidia que nos dais!...estamos super orgullosos de vuestros logros y sabemos que nos sentis un poquito cerca en los sinsabores...se os quiereeeeee; besazos a Pep y gigante para ti!

 
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