Todo empezó con un trozo de atún que compramos en el supermercado, un buen pedazo de solomillo de atún que nos miraba desde la vitrina de los pescaditos diciendo "llevádme a casa". Y eso hicimos, lo adoptamos, y nos lo llevamos, lo guardamos un día entero en la nevera y al siguiente, a la hora de la cena, le llegó la hora. 10 minutos después de cenar me llegó el momento a mí. "Me estoy poniendo roja, Pep" - le digo tocándome la cara. "Me queman las orejas, Pep" - le digo tocándome las orejas. Pep pasa por mi lado, esboza una sonrisa, y sale al balcón diciendo: "Uff, si, hace calor". Yo me quedo dentro, notando como cada vez me quema más la cara, y decido levantarme por fín buscando un espejo donde mirarme. Para cuando llego, mi carnecilla blanca se ha convertido en un rojo-fuego-a-punto-de-explotar, empezando por la frente y bajando, de momento, hasta la altura del pecho y por debajo de los hombros en la espalda. Me asomo a la terraza y repito: "Pep, me estoy poniendo roja", y Pep ya se lo cree un poco más ahora y me sigue al baño, donde a la luz resalta aún más mi espantoso color camarón, al que ahora se empiezan a unir sarpullidos, manchitas y demás, extendíendose poco a poco en vertical de arriba a abajo. A ésto se le van añadiendo temblores, mis nervios por no saber lo que me está pasando, y un Pep sacando el botiquín y preguntando: y que te doy?????
Yo la verdad no estoy para contestar y ahora estoy sentada en el suelo del baño, esperando a que se llene la bañera de agua para meterme dentro que es lo único que me apetece, aunque la verdad por dentro sólo deseo que haya un médico delante mío y me diga que me está pasando.
"Que te doy?" dice de nuevo Pep, "Dime que te doy", y yo no soy capaz de abrir la boca pero él insiste recitando el nombre de los medicamentos que va encontrando: Clamoxyl, te doy Clamoxyl?, Gelocatil? Para que es el Gelocatil? - y continúa: Valium! Eso no es para el dolor? Eh? Te doy un Valium? También hay Voltaren, quieres un Voltaren? Y yo sigo sin articular palabra y me daría la risa de no ser porque las manchas se van extendiendo cada vez más y ya me empiezan a bajar por las piernas.
"Mira Pep, mira" - le digo temblorosa. "Mira, mira como me está bajando a la tripa, y en las piernas, mira como se me extiende por las piernas!" Y Pep, muy seguro de si mismo, va repitiendo, "No, cariño, ves, ya se te está pasando, ya se te va quitando", y yo me vuelvo a mirar, y eso no hace más que crecer y extenderse más y más, y por un momento pienso que voy a explotar, y le señalo las manchas nuevas y digo, "ves como va creciendo?" Y Pep, ya atacado por dentro pero intentando disimularlo dice: "No cariño, no, eso es de rozarte con la bañera, ya se te están quitando"....Y sinceramente, eso no para de crecer y crecer y pienso, se creerá que me lo creo, pero bueno, dejémosle que al final él está más nervioso que yo y de repente, cuando yo ya musito con un hilito de voz "Por favor que venga un médico" sale del neceser de Pep un botecito de pastillas de Cortisona que nos había dejado Kenio (hermano de Pep y médico) cuando nos visitó en Lembeh "por si algún día os da una alergia fuerte os tomais 6 de golpe y ya está". Y Pep abre el bote y dice, Cortisona?? Esto es para las alergias, quieres Cortisona?? "Trae dos a ver", le digo esta vez, y me trago dos y no ha pasado un minuto cuando le digo "dame las otras cuatro".
Y parece que me relajo, y es verdad, la gran mancha en la que me he convertido se va difuminando, cambiando de color, de sitio, hasta que después de largos minutos de nuevo vuelvo a ser blanca. Y de repente, estoy muy muy contenta de tener esta piel tan blanquita, y cuando todo ha pasado, nos tronchamos de la risa y nos alegramos de que el mal rato ya ha pasado, así que la prueba de "que hacer cuando mi novia se come un atún y se convierte en una mancha roja" se ha superado. Eso sí, en gran parte gracias a Kenio ;)
Al día siguiente nos cogemos el autobús y nos vamos a Kuta. Por el camino yo me resfrío y de camino de vuelta, sentadita junto a la ventana, me pica una abeja en la frente. No sin antes haberla cabreado yo ya moviendo los brazos como una histérica para espantarla. Espabilada. Y es que tengo trauma con las abejas desde que una le picó a una compañera del aeropuerto en Menorca y minutos despúes la recogimos desmayada del suelo de la Cantina, después de sufrir una reacción alérgica.
Pep me mira y se parte de risa, y le digo, Pep! me ha picado una abeja! Y me dice, pero si no tienes nada. Y yo, pero me pica mucho, tengo algo? Que noooo, que no tienes nada. Y yo, pues me pica! Y con el picor de la frente llego a casa y me meto en la cama, porque estoy con los moquitos colgando ya y siento que me sube la fiebre. Al día siguiente, la picadura de abeja no sólo está allí, también hay un huevo que me va desde un lado hasta el medio de la frente, y le digo a Pep, ves como me ha picado una abeja? Y ya no me río tanto porque estoy totalmente k.o. en la cama, y quedamos en que la prueba de "que hacer cuando a tu novia le pica una abeja" no ha sido superada y hay que entrenarla más, y así me duermo y pasan los días en la cama, con un resfriado, gripe, faringitis, o lo que sea, hasta hoy, que me levanto de la cama hecha un trapito una semana después....
